El cáncer de vejiga es el quinto en frecuencia entre los hombres en países desarrollados (tras los tumores de próstata, pulmón, colorrectales y de estómago), con aproximadamente 357.000 nuevos casos al año en todo el mundo (274.000 hombres y 83.000 mujeres).
Cáncer de Vejiga Fuente de la Foto |
Nuestro organismo está constituido por órganos. Estos
a su vez están formados por un conjunto de células, que se dividen de forma
regular con el fin de reemplazar a las ya envejecidas o a las que se mueren,
para mantener la integridad y el correcto funcionamiento de los distintos
órganos.
Este proceso está regulado por una serie de
mecanismos, que hacen que las células se dividan, permanezcan estables o
mueran.
Cuando estos mecanismos se alteran en una célula, ésta
y sus descendientes inician una división incontrolada que con el tiempo dará
lugar a un tumor o nódulo.
Estas células, además de crecer sin control, pueden
adquirir la facultad de invadir tejidos y órganos de alrededor (infiltración),
y de trasladarse y proliferar en otras partes del organismo (metástasis). En
este caso, se denomina tumor maligno, que es a lo que también llamamos cáncer.
Cuando las células tumorales malignas, están ubicadas
en la vejiga, hablamos de cáncer de vejiga.
Este tumor maligno, puede crecer de 3 maneras:
- Crecimiento local: el crecimiento local se produce por invasión en profundidad desde las células uroteliales, traspasando la lámina propia e infiltrando la capa muscular. Puede afectar a los órganos cercanos como el útero o vagina en las mujeres y la próstata en los varones.
- Diseminación linfática: una vez que el tumor maligno afecta a la capa muscular de la vejiga se produce la afectación de los ganglios linfáticos más próximos a la misma.
- Diseminación hematógena: esta diseminación se realiza a través de los vasos sanguíneos, preferentemente hacia el hígado, los pulmones y el hueso.
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